domingo, 5 de enero de 2025

05. ¡DIOS QUIERE LO MEJOR PARA TI!

DIOS Se Compadece de los hombres que luchan en la ceguera de la perversidad; Procura Iluminar su entendimiento entenebrecido Dándoles Reprensiones y Amenazas destinadas a inducir a los más encumbrados a sentir su ignorancia y deplorar sus errores. Se Esfuerza Por Ayudar a los que se complacen en sí mismos para que, sintiéndose descontentos de sus vanas realizaciones, Procuren la bendición espiritual en una estrecha relación con el cielo. 321

No es el plan de Dios enviar mensajeros que agraden o halaguen a los pecadores; no comunica mensajes de paz para arrullar en la seguridad carnal a los que no se santifican. 

Antes Impone Cargas Pesadas a la conciencia del que hace el mal, y atraviesa su alma con agudas saetas de convicción.

Los ángeles ministradores le presentan los temibles juicios de Dios, para ahondar su sentido de necesidad, Y para inducirle a clamar: "¿Qué es menester que yo haga para ser salvo?" (Hech. 16:30). PERO la Mano que humilla hasta el polvo, reprende el pecado y avergüenza el orgullo y la ambición, es la Mano que eleva al penitente y contrito. Con la más profunda simpatía, el que permite que caiga el castigo, pregunta: "¿Qué quieres que se te haga?"

CUANDO el hombre ha pecado contra un Dios santo y misericordioso, no puede seguir una conducta más noble que la que consiste en arrepentirse sinceramente y confesar sus errores con lágrimas y amargura en el alma. ESTO es lo que Dios requiere; no puede aceptar sino un corazón quebrantado y un espíritu contrito. PR/EGW/MHP 

miércoles, 4 de octubre de 2023

04. “SOLO DIOS PUEDE RENOVAR EL CORAZÓN”

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Filipenses 2:13).

Necesitamos Comprender, Mucho Más de lo que lo hacemos, los asuntos que están en juego con el conflicto en el cual nos hallamos comprometidos., Necesitamos comprender más plenamente el valor de las verdades que Dios ha dado para este tiempo y el peligro de permitir que nuestras mentes sean desviadas de ellas por el gran engañador.

El infinito valor del sacrificio requerido por nuestra redención revela el hecho de que el pecado es un tremendo mal. Por el pecado todo el organismo humano se trastorna, la mente se pervierte, la imaginación se corrompe. 

El pecado ha degradado las facultades del alma. Las tentaciones exteriores encuentran respuesta dentro del corazón, y los pies se dirigen imperceptiblemente hacia el mal.

Así como el sacrificio en nuestro favor fue completo, así nuestra restauración de la contaminación del pecado ha de ser completa. No hay acto impío que la ley excusará; no hay iniquidad que escapará a su condenación.

La vida de Cristo fue un cumplimiento perfecto de cada precepto de la ley. Él dijo: "Yo he guardado los mandamientos de mi Padre" (Juan 15:10). 

Su vida es nuestra norma de obediencia y servicio. Sólo Dios puede renovar el corazón. "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad".  Pero se nos ordena: "…Ocupaos en vuestra salvación" (Filipenses 2:13,12).

Lo torcido no puede ser enderezado, ni puede efectuarse la reforma del carácter, mediante unos pocos esfuerzos débiles e intermitentes... La lucha por la victoria sobre el yo, por la santidad y el cielo, es una lucha de toda la vida.

Sin esfuerzo continuo y actividad constante no puede haber progreso en la vida divina, ni puede obtenerse la corona del vencedor.

La evidencia más poderosa de la caída del hombre de una condición más elevada es el hecho de que cuesta tanto regresar.

El camino de regreso puede recorrerse únicamente por medio de duras luchas, pulgada a pulgada, cada hora.

Por un acto momentáneo de la voluntad uno puede colocarse en el dominio del mal; pero se requiere Más que un acto momentáneo de la voluntad para romper estos grillos y alcanzar una vida más elevada y más santa.

Se puede formar el propósito y comenzar la obra, pero su realización exigirá esfuerzo, tiempo y perseverancia, paciencia y sacrificio.

Acosados por tentaciones sin número, debemos resistir fuertemente o ser derrotados... La santificación de Pablo fue el resultado de un constante conflicto con el yo. Él dijo: "…Cada día muero" (1 Corintios 15:31).

Su voluntad y sus deseos entraban cada día en conflicto con el deber y la voluntad de Dios. En vez de seguir su inclinación, él hizo la voluntad de Dios, sin importar cuánto crucificara su propia naturaleza. Dios conduce a su pueblo paso a paso. Testimonies, t. 8, págs. 312, 313. RJ283/EGW/MHP 284

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=hMVXJyL62wU&list=PLtrFh-HO7ogAhSCQQNknR0y3dwN8Pp3F9&index=4&pp=gAQBiAQBsAQB